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Conocer la diferencia entre estar alerta y prestar atención es importante, debido a que ambos estados mentales pueden influir en la angustia o tranquilidad de un individuo. Estar al tanto de cómo manejar nuestros recursos emocionales y cognitivos para conseguir un bienestar adecuado es una materia pendiente para las relaciones interpersonales.
En el año 1890 desde el punto de vista de William James indicaba que la a atención es tener posesión de la mente, de forma transparente y efectiva. Siendo su esencia la agrupación de la conciencia para controlar de efectivamente algunos aspectos que nos interesan de nuestro contexto.
Dominar en nuestra vida este hito nos ayudaría a controlar la angustia, el estrés, el nerviosismo y otros aspectos que perjudican la calidad de nuestra vida. En el libro Focus de Daniel Goleman indica que la atención debería entrenarse como un músculo, pero que lograrlo es difícil porque es complicado concentrarse en un solo sitio.
Sin embargo, existe un estado patológico y más complicado como la hipervigilancia (estar alerta) donde la persona vive constantemente con una sensación de peligro o daño.
La diferencia entre estar alerta y prestar atención proviene de la agrupación de los dos estados con nuestras emociones. El estar alerta, significa estar pendiente totalmente de todo lo que nos rodea, en la mayoría de los casos su origen recae en una sensación de amenaza desconocida. Por su parte el prestar atención permite enfocar los recursos perceptivos y psicológicos en una situación o actividad.
Al encontrarnos alerta estamos ante un mecanismo de supervivencia que ayuda a reaccionar y adaptarnos ante cualquier riesgo, aunque, si este estado se genera constantemente puede generarse un estado de ansiedad.
Se define como hipervigilancia a una característica de la ansiedad, en donde se evidencia un constante miedo y temor porque suceda algo negativo. En este escenario el cerebro busca obsesivamente riesgo o peligro y sospechando de todo perdiendo paulatinamente el control sobre uno mismo.
Los últimos estudios en el área indican que esta necesidad de estar alerta de manera prolongada es una característica exclusiva de la fobia social o del trastorno de ansiedad social.
1. Tomar el control de nuestra mente: significa deponer a un lado los pensamientos negativos obsesivos y las preocupaciones inútiles.
2. Aprender a relacionarnos con nosotros mismos: si el enfoque se encuentra solo en el exterior, nos encontramos desconectados de nuestras necesidades y de nosotros mismos. Adicionalmente, si la mente está siempre en alerta percibiendo riesgos donde no los hay, el interior se encontrará desatendido y rodeado de temor. Siendo la oportunidad de descansar y calmar la mente.
3. Practicar meditación: este tercer paso es una estrategia avalada por los especialistas en el área y trae grandes resultados.
4. Entrenar la atención: las emociones se pueden controlar de manera inteligente a fin de enfocarnos en reaccionar con prosperidad.
Queremos ayudarte a superar tu ansiedad. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor qué la provoca:
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