Existen algunas personas que pueden ser mucho más susceptibles a tomarse las cosas de manera personal en todo lo que ocurre a su alrededor. Este estilo de personas usualmente puede ver los problemas o sentir culpa, sentirse rechazados, etc.
Existen distintas formas de autosabotaje: dejar las cosas a medias, procrastinar, buscar excusas... todas ellas nos pueden generar altos niveles de malestar y perjudicar nuestro rendimiento.
El autosabotaje consta de pensamientos inconscientes que llegan a la mente en momentos importantes de la vida, en momentos significativos o de simple satisfacción, pensamientos que pueden generarnos altos niveles de malestar.
Las actitudes o comportamientos regresivos suelen ser muy comunes en la etapa infantil o en los pre adolescentes, ya que funcionan como un método de protección del niño ante una situación de peligro o amenaza ante que él o ella pueda estar sintiendo.
A menudo vivimos empapados de pensamientos sobre el futuro o el pasado, de interminables listas de tareas con la familia, el trabajo, el estudio, problemas cotidianos, sin saber cuán nocivo puede ser para nuestra salud física y mental.
¿Cuántas veces has tardado más de lo que te hubiese gustado en perdonarte? ¿Cuántas veces te has enfadado contigo mismo/a por algo que has hecho? ¿Cuántas veces has sido el/la más crítico/a contigo/a mismo/a?
Cuando acaba el año acostumbramos a repasar todo lo que hemos hecho durante el mismo e incluso lo que hemos llegado a lograr. Podemo observar desde la curiosidad cada una de las situaciones por las que hemos pasado y los acontecimientos que hemos vivido.
La autoexigencia es una cualidad que tenemos las personas para marcarnos objetivos y metas. Cuando nos ayuda a ganar motivación puede tener una función adaptativa, pero, en ocasiones, se vuelve del todo desadaptativa y nos lleva a conectar con emociones.
Al comenzar un proceso terapéutico pueden surgir algunos interrogantes en el camino, por ejemplo, ¿Cómo será la dinámica de las sesiones? ¿Cómo será el psicólogo? ¿Qué debo decir? ¿Cómo debo actuar? ¿Cuándo veré los resultados? Incluso, algunas dudas más.
La madurez emocional es aquella habilidad de poder ser y actuar frente a las dificultades desde nuestra mejor versión y perspectiva ante cada circunstancia. también es característico de aquellas personas que poseen alta inteligencia emocional.
El ser humano no puede vivir sin estar rodeado de otras personas y es por eso que las relaciones interpersonales y nuestras amistades forman una parte muy importante en nuestro grado de felicidad y bienestar.
En la medida que crecemos la manera en cómo nos desarrollamos psicológica y socialmente puede permitir que desarrollemos nuevas habilidades para nuestra mejoría, pero también puede ayudar a que se desarrollen problemas personales.
No es raro escuchar en la clínica, a personas decirnos a los terapeutas cosas como: “Si pienso en mi soy egoísta”, “Esta mal pensar en uno”, “Yo no merezco disfrutar porque otros la están pasando mal”
Acostumbramos a tener muy en cuenta a los demás. En ocasiones, nuestra energía y esfuerzo están enfocados en escoger bien nuestras palabras a la hora de comunicar las cosas y en tratar de gestionar solos aquello que nos genera malestar del otro.