La imaginación y la creatividad en los niños: una etapa fundamental para su desarrollo

En las etapas tempranas del desarrollo cognitivo de los niños, somos testigos de la comunicación con los objetos inanimados de la vida cotidiana. Es realmente un fenómeno muy común en los niños, y a través de estos objetos de la realidad externa, logran crear vínculos, expresar emociones y construir escenarios únicos. Además, este proceso fomenta aspectos mentales que les serán de utilidad en el futuro, incluyendo la formación del autoconcepto. En el campo de la psicología, encontramos un concepto muy curioso que nos ayuda a explicar esta curiosa forma de expresión de los niños: el “Animismo”.

El animismo se manifiesta cuando los niños, al transitar por sus etapas de crecimiento, atribuyen y logran dar vida y conciencia a los objetos inanimados. Aunque no nacen con esta capacidad, su capacidad de desarrollo cognitivo les permite construir estas ideas. Así, a lo largo de su infancia, los pequeños logran sobrellevar su magia interna para dar vida a juguetes, muñecos y otros objetos cotidianos. No debemos asustarnos o inquietarnos al observar a nuestros hijos interactuando de esta manera, ya que es un proceso natural mediante el cual exploran y comprenden el mundo que los rodea, poco a poco.

También resulta importante destacar que, durante esta etapa, los niños también comienzan a usar el "lenguaje simbólico" el uso de los símbolos les va a permitir transformar objetos momentáneamente (por ejemplo, ver una cuchara como un avión). A medida que crecen, su comprensión del mundo y expresión se enriquecen, y su pensamiento se vuelve más coherente y lógico. Aunque aún no lo dominen de inmediato este proceso es fundamental para su desarrollo cognitivo y su relación con el entorno que los rodea.

Sin embargo, te estarás preguntando: ¿Qué beneficios puede aportar esta práctica y cómo puede estimular a mi pequeño?

• Fomento de la imaginación: A través de la atribución de vida o características, así como mediante el juego simbólico, la imaginación se convierte en una herramienta esencial para los niños. Les permite desarrollar su creatividad y expandirla. Además, les brinda la libertad de expresar sus sentimientos de forma auténtica y de crear escenarios gratificantes y significativos. En este mundo imaginario que construyen, los límites no existen pues pueden transformar elementos cotidianos en algo mágico o representativo.
• Socialización: La recreación de situaciones imaginativas es fundamental para el desarrollo de los niños. Al momento de interactuar con otros, amplían su vocabulario y mejoran sus habilidades sociales. No obstante, la socialización no se limita solo al juego con los demás. Cuando los niños crean roles y comparten experiencias, también aprenden sobre el trabajo en equipo y la colaboración mutua.
• Vínculo con la naturaleza: Pasar tiempo en la naturaleza es una práctica sumamente beneficiosa no solo para la salud mental y física de los niños sino también para los adultos. La naturaleza brinda a niños y adultos una sensación de paz y relajación, creando un escenario perfecto para el animismo. Esta perspectiva nos permite ver la esencia y el espíritu presentes en nuestra zona verde y a los niños les permite desarrollar su curiosidad, aprendizaje, tacto y olfato por medio de las flores, el sonido de un río e incluso la personificación de árboles y rocas, a las cuales los niños suelen brindarles características humanas o incluso el juego de las nubes en donde se debe encontrar una figura en estas mismas.

Concluyendo, el animismo en los niños es un proceso sumamente natural, en el que atribuyen vida y conciencia a objetos inanimados. A través de esta práctica, fomentan su imaginación, socialización y conexión con la naturaleza. Esto resulta fundamental para su desarrollo cognitivo y la comprensión del mundo que los rodea.