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La gratitud es un concepto que ha sido objeto de estudio en diferentes disciplinas, desde la psicología hasta la filosofía. Sus beneficios se extienden a múltiples aspectos de la vida, contribuyendo al bienestar emocional, mental y social de las personas, ya que es una emoción que se caracteriza por el reconocimiento y la apreciación de aquellas experiencias que son positivas en la vida de los individuos.
Desde una perspectiva neuroquímica, las investigaciones revelan una asociación entre la gratitud y la liberación de neurotransmisores clave para el organismo como son la dopamina, la oxitocina y la serotonina. La dopamina es esencial en aspectos como el placer, la motivación y el aprendizaje; la oxitocina se asocia con el vínculo social, la confianza y la empatía. Por último, la serotonina, ejerce gran peso sobre los estados de ánimo, el sueño, así como el apetito.
Los avances en neuroimagen respaldan estas observaciones, identificando distintas áreas cerebrales que se activan cuando ejercemos la gratitud, entre las que se encuentran:
La corteza prefrontal ventromedial: esta región está implicada en el procesamiento de las emociones placenteras, como la felicidad y el placer. Por tanto, un aumento de la actividad de esta región proporciona un aumento de experiencias positivas.
La amígdala: esta zona cerebral desempeña funciones importantes en el proceso de emociones negativas como el miedo y la ansiedad. Diversos estudios científicos revelan que cuando ejercemos la gratitud se produce una disminución de la actividad de esta zona y, por tanto, disminuyen las experiencias negativas.
El núcleo accumbens: participa en funciones que están relacionadas con la recompensa y el esfuerzo. Cuando ejercemos la gratitud, este núcleo aumenta su actividad y al hacerlo, se intensifican las experiencias y sensaciones positivas.
Reducción de los niveles de estrés, ansiedad y depresión
Al expresar agradecimiento, las personas tienen a centrarse en los aspectos positivos de la vida, lo que puede contrarrestar pensamientos negativos y fomentar una perspectiva optimista, lo cual contribuye a reducir estados emocionales disfuncionales.
En conclusión, cultivar una actitud agradecida se considera un componente esencial de un enfoque global sobre el estado del bienestar dado que aborda diferentes dimensiones de la salud de manera positiva.
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