Autor:
Psonríe
El comportamiento pasivo-agresivo es un trastorno de la personalidad que se caracteriza por expresar indirectamente los sentimientos negativos en vez de ser manifestados abiertamente. Particularmente, el comportamiento de la persona con este no es consonó con lo que dice (no actúa según lo que dice).
El origen de este trastorno se encuentra en la imposibilidad de expresar la ira de manera saludable, reprimiendo las verdaderas emociones que tiene, hasta el punto de que su entorno no percibe la molestia o malestar que le acarrea.
El comportamiento pasivo-agresivo no supone una enfermedad mental por sí misma. No obstante, puede obstaculizar las relaciones del individuo con su entorno.
1. Negación a las demandas efectuadas por otras persona.
2. Resentimiento al recibir solicitudes de su entorno.
3. Actitud atrevida, cínica, hostil y retraída.
4. Aplazamiento y faltas premeditadas en respuesta a las solicitudes que ha recibido.
5. Lamentos frecuentes por sentirse burlado o humillado.
Entonces, una persona pasivo-agresiva presenta una conducta de firmeza pasiva a las peticiones sensatas de rendimiento profesional y social. Se comunica de manera indirecta dando paso constantemente a la incompetencia laboral y social.
También manifiestan de forma encubierta una agresión pasiva, tornándose ser personas testarudas, quisquillosas u obstinadas cuando se les solicita hacer algo que no quieren hacer.
Constantemente, refutan sobre lo poco sensatas que son las solicitudes que se le hacen y rechazan cualquier consejo o crítica para mejorar su actitud.
Por lo general, una persona con este trastorno es dependiente, estricto y desconfiados de sí mismo, pero sobre todo son pesimistas sin conciencia de que su conducta es la causa de sus problemas.
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