Pensamiento catastrófico: cuando solo hay peores escenarios

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Pensamiento catastrófico: cuando solo hay peores escenarios

El pensamiento catastrófico se origina en la evolución. El cerebro siempre se prepara para lo peor

Psonríe Autor: Psonríe

Una vez que una persona asume un pensamiento catastrófico es una cadena que no se detiene y de la cual es muy difícil escapar o salir.  el pensamiento catastrófico se refiere a una inclinación, de acuerdo a las vivencias y conocimientos que nutren las creencias de una persona a imaginar situaciones negativas o los peores escenarios o catástrofe ante un acontecimiento sin que exista una razón para ello. 

 

El pensamiento catastrófico se origina en la evolución. El cerebro siempre se prepara para lo peor (para protegernos y defendernos), puede reaccionar automáticamente ante los más mínimos signos de temor y con ello salvarnos la vida. Pero también el ser humano tiene una gran facilidad para reaccionar ante el miedo en situaciones confusas o peligrosas.

 

Por ello el pensamiento catastrófico es una respuesta normal de nuestro cerebro, sin embargo se vuelve un problema cuando este estímulo del cerebro queda permanentemente activo y afecta nuestro comportamiento cotidiano, provocando que la persona permanezca en alerta constante esperando el peligro en todas partes.

 

Pensar continuamente en lo peor, genera tensión, angustia e inquietud.  Todos estos sentimientos traen como consecuencia problemas a nivel psicológico y físico que conducen a la depresión.

  

La persona con pensamientos catastróficos aun cuando los hechos no ocurran como ella los pensó y los supuso y las evidencias  lo corroboran, sigue alimentando los pensamientos negativos.

 

El mundo en el que vivimos, diariamente está lleno de amenazas que nos exponen a muchas situaciones peligrosas, sin embargo, la mayoría de las personas no prestas mucha atención pues la mayoría no piensa que sean propensos a protagonizar una situación negativa, generalmente, piensas que esas cosas malas le pasan a los demás.

 

Pero, cuando las personas pierden el control de las cosas que le suceden o de sus sentimientos por cualquier circunstancia, ese equilibrio emocional desaparece  y se hacen fuertes los escenarios inciertos y confusos en los que se tiene la tendencia a esperar o pensar en los peores escenarios y alimentar las situaciones catastróficas en nuestra mente.

 

Todos estamos expuestos a un gran número de situaciones o peligros que en muchos casos no podemos evitar. Sin embargo, nuestra actitud y pensamientos ante estas situaciones, si dependen de nosotros mismos. Reconocer lo que sucedió y pensar cómo mejorarlo o cómo enfrentarlo de manera positiva sin caer en emociones ni pensamientos negativos ayuda a no agregar más malestar y dolor de la que ya ha generado la situación o el hecho ocurrido.

 

En muchos casos hay experiencias durante la infancia que dejan marcas basadas en que el mundo en el que vivimos es muy peligroso y debemos estar prestos a defendernos ante cualquier situación en cualquier momento. Es entonces donde el miedo se hace parte de la vida diaria hasta llegar a convertirse en un patrón instaurado de pensamientos catastróficos comunes para todo, alterando las respuestas emocionales negativas.

 

Las personas por si solas solo con su pensamiento y reacción agravan las situaciones y agregan cuotas de miedo, sufrimiento y ansiedad innecesarias. Entre los pensamientos catastróficos que las personas suelen alimentar tenemos:

 

  • Solo ven lo negativo: En este caso la persona se interna en una especie de túnel con una visión que distorsiona cualquier realidad que tenga presente ante la situación, ampliando los detalles negativos. En consecuencia, el contexto real de lo que ocurre sale del escenario y el pensamiento cae en una situación repetitiva encaminada siempre en lo peor.  El efecto de esto es exagerar el vacío, los temores, el enojo llegando al punto de sentir que no se puede con esa situación y que todo lo que nos rodea es terrible.
     
  • Sacar conclusiones apresuradas: Ante una situación cualquiera extraemos conclusiones generales del suceso, basándonos solo en una pequeña parte de la evidencia o de los datos que podemos tener disponibles.
     
  • Ante una situación negativa, se activa el pensamiento catastrófico y  la persona espera que este se vuelva persistente. Es allí donde cae rápidamente en hacer conclusiones negativas sin ver que quizá la realidad es solo la suma de varios factores que escasamente podrían repetirse. Pero el pensamiento catastrófico se basa en  palabras como nunca, siempre, todos o ninguno.
     
  • El mundo en contra nuestra: Muchas personas piensan y se sienten el centro del universo y el ego puede presentarle muy malas situaciones a partir de esto. Las personas egocéntricas pueden llegar a pensar que cualquier situación negativa  que ocurra es con el solo fin de perjudicar su vida y colocarle inconvenientes. Pero pensar que solo a nosotros nos ocurren situaciones imprevistas o negativas está muy alejado de la realidad.
     
  • Llevar todo lo que ocurre en nuestras vidas al plano personal, desarrolla de manera inmediata el pensamiento catastrófico, haciéndonos ver peligro en todas partes, desconfiar de todas las personas que nos rodean y la presencia de situaciones desastrosas que tendrán un efecto inimaginable en nuestras vidas.
     
  • Adivinar: En general, en las relaciones interpersonales debemos tener la capacidad de intuir las emociones de una persona y poder observar y detectar sus intenciones. Sin embargo, hay personas que creen poder adivinar el pensamiento de otros y generar una película mental que predice las intenciones de esa otra persona, cuando eso ocurre es muy fácil equivocarse o malinterpretar cualquier reacción, gesto o palabra de la otra persona. Es entonces, donde nuestra mente imagina los peores escenarios solo basados en nuestro pensamiento de adivinos.
     
  • Emotividad: Generalmente, el pensamiento catastrófico aparece a partir de las emociones negativas cuando algo malo nos ocurre. Puede ser a partir de una tristeza, frustración, rabia, cuando algo no sale como esperábamos, pero es importante no confundirlas con la realidad. Es decir, el hecho de que nos ocurra una situación que nos haga sentir mal, no significa que todo a nuestro alrededor también está mal.

 

En estas circunstancias entra el miedo y aparece la imagen de un futuro catastrófico, donde las emociones negativas a través de los pensamientos determinan las reacciones ante la vida.


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