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El autoconcepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos. Se trata de una percepción subjetiva. Como hemos visto, en parte, “somos lo que nos dicen, nos creemos y se espera de nosotros”. Está relacionado con la autoestima, entendiéndola como la visión o valoración propia que hacemos en función de nuestros pensamientos, sentimientos y experiencias recogidas a lo largo de nuestra vida. Ambos, influyen en nuestra autoconfianza o seguridad personal respecto a nuestras capacidades. Es decir, nuestra “competencia percibida”.
La teoría de la Autoeficacia de Bandura o de la de Confianza de Vealey, explican que las creencias que tenemos respecto a nuestra capacidad para conseguir determinadas tareas y cómo nos sentimos frente a estas, determina nuestra motivación, influye en la posibilidad de éxito y en el afrontamiento de la mismas de forma más o menos estresante (autorregulación).
Tus niveles de confianza influyen en la posibilidad de que rindas correctamente.
A nivel deportivo, Weinberg y Gould (2010), se refieren a ella, como la creencia o convicción de poseer las habilidades necesarias para el logro de metas deportivas.
Está determinada por un conjunto de variables como las habilidades motrices (técnicas y tácticas), el manejo de los recursos psicológicos, la capacidad de autogestión… Por lo que más que disponer de habilidades o competencias, se trata de creerte capaz de emplear tus recursos de forma adaptada a las circunstancias.
Para generar autoconfianza, es necesario que experimentes el triunfo. Que puedas percibirte siendo capaz de lograr tus objetivos. No hay nada más motivante que sentir que puedes desempeñarte con éxito en el deporte que practicas.
Se trata de lograr una confianza óptima ya que un exceso de la misma podría restar importancia a la preparación física al creerte que dispones de una sobrada capacidad a nivel deportivo. Tus expectativas de éxito han de ser altas, pero realistas y ajustadas a los resultados.
La fijación de objetivos se convierte en una herramienta indispensable. Valorar nuestra evolución, sintiéndonos capaces con cada pequeño logro. Por eso, confianza y motivación están muy unidas, sobretodo en cuanto a la motivación intrínseca.
La autoconfianza también afecta a la energía que consumes, a tus pensamientos y emociones, procesos de atención y concentración, capacidad de esfuerzo, en el estrés y manejo de la presión, la resistencia física y las lesiones.
Puntos clave para trabajar la autoconfianza:
Queremos ayudarte a recuperar tu sonrisa. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor qué la provoca:
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