Miedo a hacer el ridículo

Miedo a hacer el ridículo

El miedo a hacer el ridículo cuando se desea realizar los sueños, es uno de los principales desmotivadores y depredadores de nuestro empuje y creatividad, nos puede llevar a desistir de nuestros anhelos y metas. Sentir miedo al qué dirán o las burlas puede ocasionar una inseguridad extrema en una persona, haciéndole desistir de sus proyectos de vida.

El miedo a hacer el ridículo se le conoce también como catagelofobia, que es una fobia muy fuerte donde una persona siente temor a la burla y la risa que le hagan otros, con el fin o propósito de ser humillados. No podemos sentir miedo al ridículo, nuestra autenticidad consiste en creer en uno mismo y ser original, no traicionemos nuestros sueños por el miedo al qué dirán.

Causas del miedo a hacer el ridículo 

¿Estamos preparados para hacer el ridículo?

Debemos poner todo lo mejor de nuestra parte para lograr superar cualquier miedo escénico que nos afecte, el miedo escénico es un trastorno común, sobre todo a persona expuesta como figuras públicas, es un tema un tanto desconocido, pero que suele ocurrir con frecuencia, incluso estas personas del mundo del espectáculo asisten a consultas psicológicas a causa del miedo que puedan estar padeciendo.

Hay estadísticas que demuestran que un 20% de las personas que deben hablar en público sufren de miedo escénico y que al momento de expresarse en público pueden colapsar por completo. Aunque hay profesionales que consideran, que esta cifra puede incrementarse considerablemente, si se toma en cuenta que no todas las personas asisten a una consulta, de esta forma se podría asumir que aproximadamente en un 70% de las personas pueden sufrir de miedo al hablar en público.

Una de las emociones más básicas es el miedo, y un miedo imaginario es aún peor que uno real. El miedo puede aparecer como consecuencia de alguna crisis de ansiedad, y el temor a perder el control de nosotros mismos ante alguna situación, cometer un error y que las personas se burlen. Un ejemplo que damos es el de un cantante, puede olvidar la letra, quedarse callado o desafinar, esto es lo que más preocupa a un cantante a la hora de enfrentarse a sus miedos.

Por otro lado, se debe aclarar, que no se puede confundir un miedo escénico con un ataque de pánico. El ataque de pánico es una situación derivada de sufrir un ataque de ansiedad fuerte y el miedo escénico es el temor a hacer algo mal que nos ponga en ridículo. Una estrategia para sobrepasar el miedo es pensar sobre esto adecuadamente y no enfrentarse al miedo, es decir, no darle tanta importancia  ante el hecho de pasar pena o hacer el ridículo, lo realmente importantes es entender que las situaciones adversas pueden ocurrir y lo importante es saber enfrentarlo.

El miedo ha tenido protagonismo y una gran ventaja en los seres humanos, como por ejemplo, superar ciertos obstáculos, el verdadero problema viene cuando lo vivimos en exceso. La terapia cognitiva conductual es beneficiosa para tratar el diálogo interior y las creencias de una persona.

El perfeccionismo y autoexigencias de una persona hacia sí misma, son dos de las cosas claves al momento de analizar los miedos escénicos. Cada día la sociedad nos exige más y nosotros nos forzamos a estas exigencias, tanto que nos convertimos en nuestro propio enemigo llevando los límites a niveles extremos.

El pánico escénico se hace presente en personas que por primera vez se enfrentan a una exposición pública, pero también puede afectar a personas que tienen ya experiencia en la exposición y la presencia de público. En estos casos se presentan 3 “psicotrampas”; la primera está relacionada con la evitación de actos o eventos, se comienza a padecer de inseguridad, a presentarse en público.

Existen momentos en que la persona se siente bien y capaz de presentarse en público, pero a medida que el tiempo va pasando, podría sentirse en menor capacidad de enfrentar ciertas cosas que antes si podía, cuando una persona hace este tipo de evitación, no desaparece el miedo, sino más bien lo va empeorando, ya que terminará convenciendo de una incapacidad ficticia.

La otra “psicotrampa” es el hacerse acompañar en exceso por otras personas en apariciones en público, se ha visto que muchas personas creen que al estar acompañados se sentirán más confiados y seguros, cosa que no es del todo cierta, esto solo hará que su inseguridad aumente, solo se logrará mantener el problema y no solucionarlo.

Por último, se señala como tercera “psicotrampa” el exceso de control. El control puede ser de ayuda por un rato y hacer las cosas debidamente, pero el exceso de control no ayuda y más bien puede desencadenar la pérdida de control. Este exceso de control alimenta el miedo y la inseguridad. Desear hacer todo cada vez mejor, lleva a la persona a caer en la trampa del exceso de control.

La depresión, la ansiedad y el estrés son causas que generan miedo a hacer el ridículo. Esta situación afecta a muchos niños, que sufren de pánico o miedo al tener que hablar en clases, y pareciera que no se tienen el debido conocimiento de esto. Algunos especialistas recomiendan que la exposición ante el público debe ser una asignatura que se dicte en la sociedad, de hacer algo normal el hablar en público en los colegios existiría más participación y menos miedo a la exposición.

Tras el problema del miedo al hablar en público, existe un sistema decadente de valores que no se maduran con la debida capacitación, dando paso a la importancia por las cosas que no deben tenerlas. El miedo bloquea a una persona, haciendo la vida complicada, de hecho algunos especialistas la consideran uno de los problemas más graves que se pueden sufrir.