La paciencia: esa virtud que está desapareciendo

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La paciencia: esa virtud que está desapareciendo

La paciencia es muy necesaria para la vida. Pero tanto en terapia como en el día a día, se está perdiendo. Vivimos en un mundo agitado en el que cada respuesta es rápida porque gracias a la tecnología tenemos todo inmediatamente.

La paciencia es muy necesaria para la vida. Pero tanto en terapia como en el día a día, se está perdiendo. Vivimos en un mundo agitado en el que cada respuesta es rápida porque gracias a la tecnología tenemos todo inmediatamente. Y por esto se está perdiendo la costumbre de saber esperar. Y lo grave de esto es que trae malestar y aumenta los niveles de estrés y de ansiedad porque desconectamos del momento presente, se nos olvida disfrutar y perdemos conciencia de lo realmente importante.

Nuestra sociedad nos lleva a un ritmo frenético, en el que desde muy pequeños nos acostumbramos a “hacer y hacer” sin darnos el permiso de aburrirnos, de simplemente parar. Y cuando somos adultos queremos ir tan deprisa que se nos olvida que todo tiene su ritmo, y que hay cosas que no dependen de nosotros y que es necesario aprender a esperar. La impaciencia está muy relacionada con el estrés y el sufrimiento.

Nuestro día a día es de inmediatez. Nos estresamos si perdemos el metro y nos toca esperar a que llegue el próximo, o el semáforo en rojo parece una eternidad. Estamos tan acostumbrados a estar siempre conectados, que enviamos mensajes mientras caminamos y nos estresa cuando no responden inmediatamente. Creemos estar ganando tiempo haciendo todo a la vez y yendo rápido a todas partes, pero, en realidad perdemos el presente, y así se nos va escapando la vida.

Buscamos la inmediatez en todo. Valoramos positivamente solo lo que da respuesta rápida. En el caso de la terapia, mucha gente desiste de ella porque se les olvida que es un proceso, que aunque la primera sesión ya crea cambios, normalmente requiere su tiempo porque es un proceso que busca resultados a largo plazo y no solo en el momento.

Aquí es importante recalcar la diferencia entre paciencia y pasividad, porque ser pacientes no quiere decir sentarnos a esperar a que pasen las cosas, es ir en busca de lo que queremos, pero respetando el ritmo y el tiempo de cada cosa. Es aprender a vivir el presente, bajar el ritmo, saber respirar y disfrutar de lo que está pasando ahora, en este preciso momento.

¿Cómo podemos reconectar con la paciencia?

  • No exagerar: no pasa nada por tener que esperar un minuto al próximo metro.
     
  • Relativizar: realmente ¿qué tan grave es lo que está sucediendo?
     
  • Respirar profundo y tomar una pausa antes de reaccionar negativamente a la situación.
     
  • Priorizar: organiza tu tiempo según tus prioridades, lo demás puede esperar.
     
  • Entender y aceptar lo que no depende de nosotros.
     
  • Vivir el presente con lo que viene: sin juzgar.

La paciencia nos ayudará a estar más en paz y encontrar bienestar y felicidad en nuestro día.


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