La importancia de la detección temprana en TEA

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La importancia de la detección temprana en TEA

El trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo, que se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que perdura durante toda la vida de la persona.

El trastorno del Espectro Autista (TEA) es un trastorno neurobiológico del desarrollo, que se manifiesta durante los tres primeros años de vida y que perdura durante toda la vida de la persona.  Se caracteriza por déficits a nivel de interacción social y de comunicación, así como la presencia de comportamientos estereotipados e intereses restringidos (American Psychiatric Association, APA, 2013) 

 

Es complicado detectarlo porque durante el primer año de vida, el desarrollo y adquisición de habilidades de un bebé típico y uno con trastorno del desarrollo discurre sin diferencias, casi en paralelo. Las diferencias empiezan a aparecer a partir de los doce meses, los padres y la familia en general son los primeros en darse cuenta de que algo no está yendo con la normalidad que debería. La detección temprana suele darse en intervalos de edad de 0 a 6 años, es el mejor predictor de integración y recuperación funcional o paliativa, dado que se evalúa e interviene con menores y sus familias cuanto antes. 


Dado que es de suma importancia la evaluación y detección tempranas de este trastorno, es imprescindible la observación de unos signos de alerta de posible autismo en edad preescolar (o edad mental equivalente). Estos signos son una combinación de posibles características que resultan inusuales en el desarrollo o se retrasan con respecto a otros niños (NICE, 2011). 


Estas señales de alarma pueden ser: 
➢ Hacia los 12 meses: 
• No balbucea 
• No hace gestos como saludar con la mano o señalar para pedir algo. 
• No reconoce su nombre ni cuando lo llaman. 
• No se implica ni se interesa en juegos interactivos. 

➢ Entre los 12 y los 18 meses: 
• No dice palabras sencillas. 
• No responde ni atiende a su nombre. 
• Uso limitado o disminuido del contacto ocular. 
• No balbucea de forma social o comunicativa como si se comunicara con el adulto. 
• Ausencia de imitación espontánea. 
• No señala para pedir algo. 
• No mira hacia donde otros señalan. 
• No enseña o muestra objetos. 
• Puede manifestar una respuesta inusual ante estímulos auditivos. 
• Falta de interés en juegos interactivos simples. 

➢ Hacia los 24 meses de edad: 
• No dice frases de 2 o más palabras espontáneas. 
• Tiene dificultades para mantener el contacto ocular cuando se le habla, y no sigue objetos con la mirada. 
• No se implica en juegos compartidos y parece no disfrutar de la relación compartida con otras personas. 

La detección y el diagnóstico temprano son clave para comenzar la intervención cuanto antes. Antes del primer año de vida se pueden detectar estas señales de alarma gracias a la familia y comenzar con la intervención para asegurar mayor eficacia terapéutica.


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