Estilos de comunicación: pasividad, asertividad y agresividad

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Estilos de comunicación: pasividad, asertividad y agresividad

Las formas o estilos de comunicación, se refieren a las expresiones, que habitualmente empleamos en nuestras conversaciones

Psonríe Autor: Psonríe

¿Qué son los estilos de comunicación?

Aunque en la realidad pareciera que la comunicación, es algo tan sencillo como hacer intercambio de mensajes y expresiones (verbales o no), con otra persona, en relación con lo que uno o ambos tienen; existen variantes o estilos que resultan interesantes conocer y poder con ellos, despejar las interrogantes. Desde muy niños y hasta la juventud, tendremos un constante progreso y definición del estilo comunicacional. El medio ambiente donde nos hemos desarrollado y las enseñanzas recibidas, tienen una gran impacto en el modelado de nuestra comunicación con los demás.

Las formas o estilos de comunicación, se refieren a las expresiones, que habitualmente empleamos en nuestras conversaciones y según sea la circunstancia o momento, podríamos darle una interpretación pasiva, asertiva o agresiva.  

Los tres tipos de estilos de comunicación: pasividad, asertividad y agresividad 

Pasiva

La pasividad forma parte de la personalidad, de quienes les cuesta decir "NO". Para ellos, los requerimientos ajenos son priorizados antes que los de ellos mismos. Son personas que no opinan, ni muestran resistencia alguna, cuando alguien les pide algo. Esta pasividad y falta de talante, los llena de mucha impaciencia, pesimismo y tensión, debido a que descuidan y acumulan sus actividades pendientes y reciben un trato desconsiderado y dominante de los demás. Algunas señales de su personalidad pueden ser:

  • Se mantienen distantes y esquivos.
  • Son muy parcos e inseguros y pensativos.
  • Son alicaídos, melancólicos.
  • No miran a la persona directamente a los ojos.
  • Utilizan un tono de voz apenas audible.

Agresiva

Contrario a la pasividad, la persona con comunicación agresiva impone sus requerimientos y necesidades por encima de los demás. Ellos mismos son su prioridad número uno. Para lograr lo que quieren se valen de conductas violentas, ofensivas e hirientes. Resulta un reto solicitarles apoyo o favores, porque sus respuestas nos exponen al escándalo y al agravio. Siempre, quieren conseguir sus objetivos, aunque eso signifique dañar a otros. A simple vista podemos inferir que  estas personas tienen dificultad para las relaciones sociales, por no saber controlarse y también tienen altas dosis de agitación, que les causa desaciertos. Además, su conducta se caracteriza por:

  • Ser personas contundentes e iracundas.
  • Son seres rudos y verborrágicos.
  • No piensan lo que dicen, tampoco les importa.
  • Te miran fijamente y de manera acechante.
  • No miden distancia y gesticulan muy cerca de la otra   persona.
  • Emiten bramidos al hablar.

Asertiva

Es un estilo equilibrado de comunicación, pues los involucrados logran solucionar sus requerimientos y necesidades, sin dejar a un lado a los demás. Es el típico caso, en el cual si no podemos ayudar inmediatamente debido a nuestras ocupaciones; ofrecemos hacerlo más adelante. Queda claro que deseamos ayudar, a pesar de estar ocupados. Es muy satisfactorio opinar y escuchar la opinión ajena, respetando y sin juzgar el otro punto de vista. De esta manera, se establece un vínculo sincero y honesto, pues no hay ninguna maniobra oculta. Se garantiza un elevado nivel de confianza y se facilita el logro de objetivos. Estas personas se caracterizan por lo siguiente:

  • Responden en forma natural y precisa.
  • Utilizan un tono de voz moderado, prudente y claro.
  • Mantienen una distancia conservadora y no invasiva.
  • Te miran directamente sin intimidar.

Evaluando los tres anteriores estilos comunicacionales, podemos concluir, que es más sano adoptar el ser asertivos, debido a que ambos interlocutores se ven beneficiados en su interacción. Adicionalmente, es sano desprenderse del estilo pasivo y agresivo, porque en ambos casos, se genera una carga de emociones negativas que afecta nuestra salud mental y física.

Es una tarea para todos trabajar la asertividad constantemente, mediante entrenamientos y prácticas como por ejemplo: Dejar para otro momento y de mutuo acuerdo, una demanda o exigencia. Mentalizarnos o prepararnos,  para que, al momento de un requerimiento, logremos un mínimo de acuerdos que beneficie a ambas personas. Son dos ejemplos sencillos, pero que puestos en práctica constantemente, dan resultados satisfactorios y añaden un fortalecimiento al respeto mutuo.


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