Angustia vital

También conocida como angustia neurótica, se refiere a la presencia de un temor constante a ser atacado o agredido en cualquier momento, es considerada un tipo de fobia altamente incapacitante. Este temor causa problemas físicos en la persona como dolor de cabeza, problemas de respiración, sudoración, náuseas y ausencia de equilibrio. Además, les provoca a las personas ansiedad, depresión y sentimientos desagradables innecesarios.

La angustia vital consiste de una preocupación, malestar y sufrimiento constante  con una angustia por la propia vida que causa un malestar intenso y nada de tranquilidad.

Para enfrentar la angustia vital es necesario en primer lugar solucionar los síntomas e investigar cuál o cuáles fueron las causas de este problema, cada caso es muy específico. Es  importante anotar aquellas situaciones a las cuales se les tiene temor y aquellos pensamientos que pasan por la mente en el momento de tensión, el problema está presente en los pensamientos, así como su solución.

Ocuparse de los pensamientos: La angustia se puede contrarrestar o superar realizando un cálculo y estudio de la probabilidad que hay de que nos pase determinada situación a la que se le teme y proponer otras posibles alternativas. La persona debe resistirse a sí mismo y a sus pensamientos, de esta manera podrá percatarse que muchos de nuestros temores no tienen fundamentos o son poco realistas.

La ayuda de un profesional es este paso es de vital importancia, debido a que los pensamientos, ideas y perspectivas están muy arraigados en la persona y en su mente. El psicólogo puede colaborar en la búsqueda de alternativas realistas que no generen ansiedad. Adicionalmente, puede evaluar las emociones que produce el pensamiento inicial y el pensamiento alternativo para poder implementar la orientación desde otro punto de vista más realista.

Presentación de tus miedos: En esta etapa es imperativo tener apoyo de un profesional de la psicología. Es importante exponerse progresivamente a esa situación al cual se teme hasta el punto que la ansiedad desaparece. Esta práctica puede realizarse con exposiciones alternativas imaginarias o de realidad virtual.

La ayuda profesional es de suma importancia y una gran herramienta cuando la persona se encuentra rebozada con la ansiedad o no tiene una estrategia para enfrentar sus pensamientos.

Técnicas de relajación: Para disminuir los niveles de ansiedad es una buena práctica llevar a cabo técnicas de respiración y otras técnicas de relajación, además realizar actividades que le produzcan placer como leer, actividad física, entre otros, que ayudarán a enfrentar aquella situación temida.

Recordar tus valores: Cada persona tiene sus valores y un orden de prioridad para cada uno de ellos. La persona debe pensar cuál es el mejor orden para estos valores y además cuál es el orden que presentan debido al miedo y establecer si vale la pena renunciar a ellos por una situación que quizá ni siquiera pase.

Asumir que existe: hay que reconocer el problema y colocarle un nombre, tomando conciencia de que es real, existe y afecta nuestra vida causando mucho malestar.  Es necesario parar y admitir que hay un gran problema que causa un desequilibrio personal.

Si la persona reprime el problema y sus emociones pueden generar efectos negativos e impide trabajar para solucionarlo. Otro aspecto importante es no sentirse culpable por lo que está pasando.

Introspección: A través de esta herramienta se puede llegar a entender una parte de lo que puede estar causando el malestar, es importante revisar las emociones, situaciones y escucharnos para comprender lo que ocurre en realidad. Además, se debe identificar qué es lo que produce miedo, puede ser anotando aquellas situaciones que se generan con los pensamientos asociadas a estas situaciones.

Para cada persona los síntomas pueden variar en intensidad y complejidad, pues detrás de cada caso pueden esconderse diferentes causas que afectan de manera significativa los aspectos físicos y psicológicos de una persona.