Autor:
Psonríe
Son muchas las personas que en su vida han sentido miedo a la exclusión, ya que esta es una emoción muy antigua en la sociedad. La exclusión es una sensación muy amarga, que hace a las personas sentir y pensar que se pierden de algunas experiencias que otros si disfrutan, este sentimiento de frustración va creciendo hasta que la persona necesita mantenerse en todo momento actualizado en todos los aspectos de la vida.
Con la aparición y desarrollo de las nuevas tecnologías, este miedo a la exclusión y la sensación que esto produce a las personas toman un nuevo rumbo, que ha alertado a psicólogos, sociólogos y médicos en general, pues ha venido transformándose en una situación muy parecida a una enfermedad.
En la actualidad, las personas se refugian en el mundo de las redes sociales, albergados frente a las pantallas de los celulares, tabletas y computadoras que los aleja aún más del contacto humano, generando en algunos casos más ansiedad y miedo.
El número de personas o usuarios de las redes sociales a nivel mundial es muy elevado y va en aumento, muchos de estos individuos sin saberlo padecen de un síndrome llamado FOMO.
El FOMO, por sus siglas en inglés fear of missing out, se traduce como miedo a perderse algo. Este síndrome se refiere al miedo de una persona a perderse una noticia, una publicación, un evento, un acontecimiento, un comentario. La creciente necesidad de estar conectados a toda hora a las redes sociales cada día se hace más popular y genera que este síndrome se vuelva un trastorno con síntomas más complicados que el simple miedo.
Es importante aclarar que las personas que padecen este trastorno no tienen preocupación por perderse de cualquier situación, sino más bien que otra persona se entere de lo que él se pierda o deje de experimentar y se burle de esta situación. También que otra persona tenga el poder o posibilidad de dejarlo por fuera de una información solo porque tiene conocimiento de algo que la persona afectada desconoce.
La información irregular en su mayor nivel origina que la preocupación que superficialmente parece muy inofensiva, se convierta en un trastorno muy difícil de detener sin ayuda profesional.
Actualmente, el hecho de mantenerse conectado a las redes es más importante que la oportunidad de disfrutar cualquier experiencia. Se pierde disfrutar el momento, lo importante es grabarlo, publicarlo o transmitirlo. La adicción a mantenerse conectado en las redes sociales es directamente proporcional al miedo que siente la persona.
Los seres humanos somos extremadamente sociales, para nosotros es una necesidad socializar, conocer personas, compartir nuestra vida con otros, esto hace sentir vivas a las personas.
Sin embargo, existen límites que no se pueden sobrepasar. La necesidad exagerada de revisar el teléfono móvil repetidas veces en un instante de tiempo muy pequeño, evita que las personas disfruten de las experiencias de vida, con su familia, con sus amigos. Más grave aún, cuando la persona padece de una competencia absurda que los potencia a mostrar una vida en apariencia perfecta e interesante muy alejada de la realidad. Es muy común que las personas asuman la falsa creencia de que publicando situaciones falsas y mentiras llegan a ser muy felices.
Lo más importante es asumir el problema de adicción, detenerse y pedir ayuda de manera inmediata. La persona debe ser capaz de vivir cada momento de su vida plenamente, sin necesidad de publicarlos en las redes sociales. Tener como prioridad a las personas que lo rodean, sus familiares, amigos y compañeros. Además, disminuir la cantidad de tiempo de uso de los teléfonos móviles, tabletas, computadoras o cualquier dispositivo con acceso a internet.
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