La epigenética: moldeando nuestro destino genético

¿Es posible que los seres humanos tengamos influencia sobre nuestro propio organismo? Los últimos hallazgos en neurociencia así lo sugieren, pero ¿hasta qué punto nuestras acciones individuales y el entorno que nos rodea pueden moldear nuestra fisiología y salud? Las respuestas a estas preguntas las podemos encontrar en la Epigenética

¿Qué es la epigenética?

El concepto de “epigenética” fue introducido en la década de 1950 por Conrad H. Waddington, quien lo definió como “el análisis causal del desarrollo”, abarcando todas las interacciones entre los genes y el entorno. 

Se trata de la rama de la ciencia que estudia cómo los cambios en la expresión genética pueden ocurrir sin alterar la secuencia de ADN. En lugar de enfocarse en cambios en la secuencia del ADN, la epigenética se centra en las alteraciones en la estructura de la cromatina y en la actividad de los genes, los cuales pueden ser influenciados por diversos factores ambientales. Así, los distintos estilos de vida determinados por factores como la dieta, el ejercicio, el estrés o la exposición a toxinas pueden influir en la forma en que los genes se “encienden” o “apagan,” sin por ello modificar la secuencia del ADN. Estos cambios epigenéticos pueden tener un impacto profundo en el desarrollo del organismo, la salud y la enfermedad. Por lo tanto, comprender e intervenir en la epigenética es esencial para abordar problemas de salud pública, así como para el desarrollo de terapias más efectivas y personalizadas.

Factores ambientales

A continuación, algunos ejemplos de cómo los factores ambientales influyen en nuestro organismo y de cómo pueden afectar a la expresión génica y a la función de los distintos órganos y sistemas.

• Alteraciones en la telomerasa: la telomerasa es una enzima cuya función es la de mantener los telómeros, que son las estructuras encargadas de la protección de los extremos de los cromosomas. Estudios han demostrado que el estrés crónico y otros factores ambientales pueden influir en la actividad de la telomerasa y acortar la longitud de los telómeros. Esto puede afectar a la estabilidad genómica y aumentar el riesgo de enfermedades relacionadas con el envejecimiento. 
   
• Mindfulness y la amígdala/corteza prefrontal: distintos estudios han demostrado que la práctica de mindfulness puede tener efectos en la modulación de la actividad cerebral. Es el caso de la amígdala, región del cerebro asociada con el procesamiento del miedo y el estrés, y que se ha visto que ha reducido su actividad con dicha práctica. Otro ejemplo es el aumento de la densidad de materia gris en regiones cerebrales relacionadas con la atención y el control cognitivo, como el córtex prefrontal.
   
• Alimentación y neurotransmisores de la felicidad: el tipo dieta pueda afectar a la producción de neurotransmisores, como la serotonina o dopamina, que están involucrados en el estado de ánimo y la sensación de bienestar. Los nutrientes en los alimentos pueden influir en los procesos que regulan la expresión génica. Algunos estudios, por ejemplo, sugieren que una dieta rica en ácidos grasos omega-3 puede influir en la metilación del ADN asociada con la regulación del estado de ánimo.
   
• Actividad física: el ejercicio regular ha demostrado tener efectos epigenéticos en varios tejidos y órganos, incluido el cerebro. Puede influir en la expresión de genes relacionados con la función cognitiva, la neuroplasticidad y la respuesta al estrés. Por ejemplo, practicar ejercicio aumenta la expresión de los genes implicados en la producción de factores neurotróficos, que son las proteínas que promueven el crecimiento y la supervivencia de las neuronas.
   
• Influencia en los trastornos mentales: otras investigaciones revelan cómo el entorno familiar puede influir en la expresión de genes asociados a trastornos psiquiátricos. Un ejemplo de ello es la esquizofrenia que, si bien tiene una base genética predominante, un entorno favorable puede ayudar a mitigar la expresión de los síntomas. Esto subraya el papel crucial de los factores ambientales en la modulación epigenética de la predisposición genética a enfermedades mentales.

La epigenética nos recuerda que nuestras elecciones y el entorno en que vivimos pueden influir en nuestra salud más allá de nuestra genética. Cultivar un ambiente saludable y adoptar hábitos positivos puede tener un impacto significativo para nuestra salud a nivel molecular.

¡Aprovechemos este poder para construir un camino hacia la salud y el bienestar!