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Los pensamientos catastróficos son un sesgo cognitivo, este nos lleva a imaginar los escenarios más terribles, con lo cual alimentamos creencias irracionales que afectan nuestras decisiones, actitudes y comportamientos. Estas son creencias irracionales, de la suposición que un desastre se aproxima, aunque no se tengan motivos fiables o razonables.
En la psicología, los pensamientos catastróficos, implican que pueden suceder hechos negativos que al final no se concretan, aunque nos equivoquemos en nuestra suposición, continuamos alimentando esos pensamientos catastróficos.
Tener pensamientos catastróficos, nos lleva a temer y creer infinidad de cosas negativas, las cuales seguramente no pasarán; aun así, continúan esos pensamientos trágicos en su cabeza. Todos los días al levantarnos podemos experimentar miedo a las situaciones negativas, pero que aún no han tenido lugar. Parece absurdo, pero es real, es más fácil percibir el desatino con una situación positiva que una en negativo y este hecho va estrechamente relacionado con el origen y la naturaleza de los pensamientos catastróficos.
Nuestro cerebro, tras años de evolución, puede presentar marcas indelebles, de las cuales se destaca la facilidad para reaccionar con miedo frente a la incertidumbre y la ambigüedad. Cuando reaccionamos con una actitud defensiva, como el miedo, facilitamos la supervivencia ante una posible presencia de un depredador. Ahora bien, contrariamente a una reacción optimista, cómo avanzar ante alguna situación sin percatarse que podría llevarnos a la muerte.
Cabe destacar, que en un ambiente pobre donde está presente la evolución de la vida, el miedo es un estado de adaptación y sin él no se sobrevive, por esta razón queremos mencionar que este puede incrementarse para reaccionar ante hechos inciertos.
La reacción al miedo contempla sistemas y planos de respuestas, y en ellos se encuentran los cognitivos, y de aquí es el origen de la catástrofe. Esto es una tendencia evolutiva facilitada por la expresión cognitiva, de esta forma, se hace más fácil la adaptación a ambientes hostiles, pensando así en los peores desenlaces. en donde los peligros se presentan frecuentemente en nuestro entorno, mantener una actitud optimista y positiva nos puede traer, como consecuencia, no reaccionar a tiempo ante alguna amenaza real.
En la actualidad, esto ha cambiado, pues vivimos en entornos civilizados y modernos, esas reacciones que podemos considerar primitivas pueden existir aún dentro de lo más profundo de nuestro cerebro, se arrastra un poco comportamientos de un pasado primitivo.
Lo que comentamos anteriormente, nos da una respuesta parcial, de la catástrofe como un estilo cognitivo. Aun así, nos brinda una idea más sólida para comprender por qué reaccionamos al miedo y a los pensamientos catastróficos, y el porqué cuando se es muy optimista no nos resulta algo natural e intuitivo.
Algunas personas parecen enloquecerse con pensamientos catastróficos que solo nos llevan a sentir miedo, llegando así a padecer trastornos psicológicos, mientras que otros logran dominar los primitivos que llevan en su interior.
Las investigaciones neurocientíficas han documentado la existencia de individuos diferentes como consecuencia de factores hereditarios. Al final, los órganos de nuestro cuerpo tienen una marca genética de fábrica, y el cerebro no tiene una excepción. Por otra parte, reaccionar con temor incluye un aprendizaje, con un patrón emocional que nos enseña cómo reaccionar y ante qué debemos reaccionar.
Las experiencias intensas a temprana edad, nos predisponen a reacciones de nuestro sistema emocional. Las experiencias estresantes y fuertes a temprana edad y vivir en un ambiente de inestabilidad emocional durante la infancia, produce que nuestro sistema esté predispuesto a reacciones de miedo con más frecuencia y mayor intensidad.
Queremos ayudarte a superar tu ansiedad. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor qué la provoca:
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