Los 5 pilares de la autoestima en adultos

Las responsabilidades y tareas complejas por afrontar en la rutina diaria se incrementa con la llegada de la adultez.  Estos retos de vida incluyen cómo nos podemos relacionar como personas adultas, con todas nuestras emociones. Tratar de potenciar nuestro beneficio psicológico sin depender de nuestros padres, esto también forma parte de llevar la etapa de adulto sanamente. 

Es de entenderse, ninguna persona tiene la capacidad de controlar sus emociones totalmente, aun así, si es posible tomar el mando en la modulación de afectos y sentimientos.  Ser personas en etapa adulta nos aporta experiencia, se puede lograr muchos progresos importantes, siempre existirán momentos de flaqueza que son casos de excepción. Lo que deseamos lograr es aportar un repaso por los más importantes pilares psicológicos, para motivar en la adultez una buena autoestima. 

La autoestima no es considerada un elemento psicológico, esta no viene expresada y ante esto no podemos hacer mucho. Aunque nos demos cuenta, participamos constantemente en una evolución de vida, todo lo que gestionamos y hacemos con nuestras emociones tienen un impacto en cómo nos valoramos y cómo nos vemos. 

La autoestima va variando dependiendo de la etapa de la vida que nos encontremos atravesando, la manera en que fluimos es de vital importancia. Por ejemplo, en la infancia, adolescencia o adultez se tienen diferentes complicaciones en diferentes aspectos que nos hacen darle una interpretación a ciertos hechos, como estos: 

• ¿Tenemos algún grado de autonomía?
• ¿Cuántos valores tenemos?
• ¿Cuantas responsabilidades tenemos?
• ¿Cuáles valores poseemos?
• ¿Nos relacionamos con muchas personas?
• ¿Qué intereses nos mueven?

Estas son variables que suelen encontrarse en la conformación de la autoestima de una persona, con el paso de los meses o años, esta puede ir variando. Es un proceso único y complejo de cada persona, no existe una receta infalible o mágica para todas situaciones o casos. Aun así, existen diversas pautas o ideas claves que se deben tomar en consideración, estas son algunas: 

1. El ascenso social no es base 
   Escalas posiciones en la vida, poder adquisitivo y cantidad de ingresos puede llegar a ser un sustituto de la autoestima en las personas de edad adulta con una ajetreada vida profesional. Cuando se revela la verdadera auto aceptación como lo que realmente es, pueden florecer crisis vitales. 
    
2. Mantener las amistades 
   Algunas personas adultas pueden permitir con el pasar de los años, ir perdiendo amigos. Las amistades se pueden ir perdiendo por las responsabilidades profesionales, domésticas y/o familiares que ocupen el tiempo, y las actividades de descanso y ocio suelen ser individualistas. Este hecho podría tener un impacto negativo en la autoestima, no se puede vivir con una rutina social pobre, escasez de situaciones interesantes, de desastres, faltas de incentivos, llenas de monotonía, sin encontrar nuevas facetas de uno mismo. 
    
3. Si se está sobrepasado hay que buscar ayuda profesional 
   Es importante reconocer cuando ha llegado el punto de asistir a un terapeuta psicológico, esto es parte de llevar una relación saludable con las facetas de la adultez. Incluye no echarse culpas de no poder gestionar o de sufrir correctamente por nuestras emociones. 
    
4. Aprender a decir no 
   EL tacto y diplomacia son roles importantes en la vida de un adulto, esto no quiere decir que se esté en la obligación de decir siempre "sí". Se debe aprender a dominar y ser asertivo en la capacidad para decir "no", no podemos ir siempre en la corriente de otras personas. 
    
5. Compromiso en proyectos controlados por uno mismo 
   No se puede permitir que se capitalicen las exigencias del mercado laboral, dejando nuestros esfuerzos a mediano o largo plazo para alcanzar metas importantes.

Hay que recordar el conocimiento que se debe manejar para establecer proyectos y metas a largo plazo, partiendo desde nuestros propios términos y los valores que cada uno posee. Un ejemplo claro, construir algo, escribir cuentos, estudiar algo que nos brinde el placer del aprendizaje, etc.