La angustia es también un punto de partida

Indiscutiblemente el año anterior estuvo atravesado por situaciones desestabilizadoras tanto psíquica como emocionalmente. Con países que entran y salen de confinamiento y aún con un virus que insiste a pesar del factor tranquilizador de las vacunas, podemos dar cuenta de que estos cambios han quebrado las estructuras con las que veníamos operando en la cotidianidad y es indudable que hemos sufrido algunos desacomodos.

“Una sensación en el cuerpo. Un no saber en el pensamiento”, es un modo en el que podemos nombrar la angustia, que sigue estando presente cada vez que escuchamos nuevas noticias sobre el devenir del mundo. Nos damos cuenta de que aquello que se situaba como respuesta y funcionamiento en nuestras vidas, se plantea insuficiente frente a los nuevos modos que se han venido instaurando. Es fácil que el temor tome campo. ¡Pero este también es un terreno fértil para permitirnos desplegar nuestro lado más creativo!

Frente a los viejos modos desgastados, ¡nuevas soluciones! Hoy en día tenemos el campo para generar nuevas posibilidades. Es un tiempo apto para invitarnos a explorar y profundicemos en aquello que nos permite darnos una pausa, encontrarnos, sorprendernos. Se hace necesario conectarnos con nosotros mismos y con los otros desde la empatía. Es un tiempo en donde el movimiento más fuerte es adentro, ¡aprovechémoslo!

Para esto, dejo unos pasos para llevar a cabo un proceso que nos permita liberar un poco esa angustia y plantearnos nuevas soluciones:

1. Auto-observación de tu rutina y tu realidad, ¿qué te gusta de tu vida actualmente? ¿qué sientes que quisieras mejorar?
    
2. Localiza una situación que consideres que quieras mejorar. Te invito a que te expreses sobre esta situación, ya sea con palabras, dibujos, movimientos corporales. Permite que fluyan las sensaciones.
    
3. Delimita objetivos realistas que te permitan trabajar sobre esta problemática.
    
4. Genera una lluvia de ideas sobre posibles soluciones o modos de generar una adaptación de la situación considerando factores que produzcan un bienestar en ti.
    
5. Elige la(s) idea(s) que te resulten más viables y adecuadas.
    
6. Comenta con alguna persona cercana sobre la situación y tus ideas: quizás surja alguna recomendación novedosa.
    
7. ¡Manos a la obra! Llega el momento de la aplicación. Anota como te sientes en los días posteriores, si hay una mejoría de la situación continúa con lo planteado, si no, vuelve a la lluvia de ideas y explora otras posibilidades.