Descubre tu poder interior: cómo gestionar tus pensamientos negativos

¿Alguna vez te has parado a pensar, pero de verdad, en la potencia que tiene tu mente?

Sin que te des cuenta, puede sacar lo mejor de ti, convirtiéndose en una fuente inmensa de creatividad, de generación de solución de problemas hasta de un potente imaginador de cosas imposibles que terminan siendo, increíblemente, posibles. Pero a la vez, puede mutar en un oscuro campo de batalla, por donde transitan ejércitos de pensamientos negativos recurrentes, intrusivos, cuya único propósito, es el de mostrarnos un entorno absolutamente desolador.

¿Y cómo es posible que pasemos de sentir placenteras sensaciones a las más dañinas emociones?

Ya lo decía Marco Aurelio, gran filósofo estoico: “Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de ella”

Si analizamos esta frase desde el punto de vista de la Psicología, surge el concepto de “fusión cognitiva, proceso mental por el cual sentimos que vivimos los pensamientos como realidades inamovibles en vez de como eventos mentales transitorios.

Para poder conseguir el efecto contrario lo que debemos hacer es defusionarnos, es decir, coger distancia de ese pensamiento negativo, haciéndolo consciente y observando que esa emoción dañina que siento no es más que la consecuencia de ese evento mental pasajero, al que ponemos de nombre:

pensamiento.

Esta técnica es una de las herramientas fundamentales con las que cuenta la Terapia de Aceptación y Compromiso, cuya evidencia científica está ampliamente demostrada.

Para poder aplicar la Defusión cognitiva, y poder distinguir “lo que pensamos” de…”lo que somos” podemos aplicar los siguiente recursos:

Identifica tus pensamientos intrusivos

Puedes cerrar los ojos, coger un papel, y escribir todo lo que estás pensando, lo bueno y lo malo.

Otra manera muy eficaz de hacer consciente un pensamiento se puede aprender a través de estos ejemplos, poniéndolos en práctica:

“Soy una persona en la que nadie se fija”

Te estás identificando con lo que piensas

“Estoy pensando en que soy una persona en la que nadie se fija” Empiezas a darte de cuenta de que puede que sea un pensamiento

“Estoy entrando en la fiesta y ya sé que voy a pensar que nadie se va a fijar en mí” Ya soy plenamente consciente de que estoy pensando un pensamiento

De esta manera nos convertimos en OBSERVADORES de nuestro pensamiento

Etiqueta el pensamiento

Esta herramienta es muy efectiva porque dejas de centrarte en el pensamiento para darle nombre, denominarlo. ¿Lo que pienso es una crítica, son miedos…tal vez preocupaciones…? Como consecuencia, cambiamos el foco de atención, de lo que pensamos, al ejercicio mental de asociarlo con un nombre y dar tiempo a la razón a ser consciente de la situación y no identificarnos con ella.

Por ejemplo:

“Soy torpe” Autocrítica

“Esa situación me supera” Miedos

“No sé si podré llegar a fin de mes…”

Preocupación y ya… te estás encargando de PRE-OCUPARTE de algo que todavía no ha pasado pero que tú ya estás anticipando que puede suceder

Moldea tu pensamiento

Del mismo modo que puedo etiquetarlo, dándole nombre, también puedo darle forma, ¿por qué? Simplemente porque puedo hacerlo.

“Puedo imaginar que escribo un pensamiento en un papel, lo arrugo y lo tiro”

¡Fuera!

“Puedo visualizar que los meto en un barco y lo lanzo por una cascada hundiéndose en lo más profundo de sus aguas”

¡Fuera!

“Puedes imaginar que tienen formas, los puedes poner de colores, incluso puedes que los estás cantando”

¡Fuera!

Pueden parecer técnicas, digamos, “inusuales”, pero sin duda resultan efectivas porque consiguen que creamos una distancia emocional entre uno mismo y el

pensamiento negativo, al quitarle fuerza e intensidad, pero como en todo, requiere de la práctica y de la constancia, así que…

¡Alíate con tu mente y conviértete en el Director de tu propia Orquesta!