La resiliencia es una herramienta psicológica que nos ayuda a superar situaciones difíciles, pero, ¿en qué consiste y cómo ha intervenido en una situación como el confinamiento debido a la crisis de la Covid19?
En psicología, la resiliencia está relacionada con la Teoría del Apego, desarrollada por John Bowlby, según la cual, los niños durante la primera infancia, establecen un vínculo emocional muy intenso con su cuidador principal, suele ser la madre, el padre, un abuelo o quien ejerza dicha función.
Más allá del sentimiento de amor que existe o no en los lazos afectivos, el apego es un concepto que tiene que ver con la construcción de una cotidianidad. Lo que crea la seguridad en el vínculo es lo que se va tejiendo a diario en la relación palabra a palabra, desayuno a desayuno, día a día.
Dicha seguridad que adquirimos desde niños es el verdadero tranquilizante para la vida. Las personas que han adquirido la capacidad de confiar en ellas mismas y en su capacidad de resolver los problemas, pueden afrontar las contingencias de su existencia con positividad: controlando la ansiedad y centrándose en la solución. Tienen una autoestima alta y mucha autonomía, en general poseen habilidades sociales y sentido del humor.
Sin embargo, ¿qué sucede ante circunstancias extraordinarias de la vida como es el confinamiento a causa de la propagación del virus covid19?
El confinamiento es una agresión al ser humano dice el Dr. Cyrulnik Boris, quien desarrolló ampliamente el concepto de resiliencia en su extensa obra. El mismo autor sostiene: quienes hayan adquirido, factores protectores como un trabajo, un hogar contenedor, habilidades tecnológicas, lazos afectivos, previamente a la declaración del confinamiento domiciliario, pueden aceptar cierto grado de incertidumbre. Sin embargo, quienes no cuentan con esas habilidades sociales, ingresos frágiles, o escasos vínculos sociales, pueden transitar el confinamiento obligatorio con sentimientos de angustia, estrés, soledad, que pueden llevar a un estado de desolación si no se pide ayuda.
¿Cómo podemos desarrollar la resiliencia, transformando una situación frustrante como es el encierro, en una oportunidad?
Los expertos proponen muchas alternativas como: reencontrarnos con los afectos a través de medios tecnológicos, aprender el arte de vivir de los pequeños detalles, organizar tareas, cocinar, apuntarse a un curso. Sin embargo, tenemos conocimiento que una de las causas del estrés, es el querer controlar todos los aspectos de nuestras vidas y taponar la angustia que puede sobrevenir ante lo desconocido, no hace más que postergar el desenlace. Las personas resilientes han podido batallar con la incertidumbre, se concentran en trabajar sus emociones cuando la realidad no puede ser modificada.
¿Cómo logro mantenerme positivo frente a sensaciones de miedo, angustia o ansiedad?
En primer lugar, no quedarse solo. Ante realidades que nos causan sensaciones de dolor, soledad, desasosiego, es fundamental el compartirlo. Hablar con alguien de confianza, así como transformarlo en una producción artística: un dibujo, una canción, un escrito, permiten que la carga emocional se transforme en una producción positiva.
Todos contamos con herramientas psicológicas que nos permiten sobrellevar los altos y bajos de la vida cotidiana, pero que habilidades son necesarias desarrollar ante situaciones de angustia, pánico y estrés provocadas por el aislamiento obligatorio. Las tres aptitudes más importantes son:
- Autoconocimiento: conocer que habilidades tenemos y cuáles son nuestros límites o defectos.
- Creatividad: las personas resilientes transformarán la perdida en ganancia, capitalizando la experiencia. Por ejemplo transforman la realidad penosa en una oportunidad. Muchos individuos, ante la limitación del encierro forzoso han descubierto nuevas pasiones e intereses, se han preguntado sobre sus verdaderas necesidades y deseos.
- Confianza: en lo que son capaces de crear, saben pedir ayuda. Asumen las dificultades como una oportunidad para formarse, se preguntan ¿Puedo aprender de esta situación? Nunca perder la capacidad de asombro. Ver la vida con objetividad, pero a través de un prisma optimista.
La necesidad de mantenerse activo dentro del encierro, es de suma importancia, organizar el tiempo, dedicar momentos para trabajar y generar espacios de recreación es indispensable. Propiciar la alegría dentro del grupo conviviente, donde la risa y el humor corten con el impacto de la realidad, evita mantener conductas depresivas, sentimientos de tristeza, irritabilidad y frustración. Si esto no es posible de implementarlo en soledad, requiere solicitar ayuda profesional. Frente a las circunstancias extraordinarias que nos toca vivir como humanidad, contar con el apoyo de técnicas psicológicas o espirituales que permiten dar el puntapié inicial a ese cambio de actitud, es imprescindible para desarrollar conductas resilientes.
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