Quien no encaja en el mundo está cerca de encontrarse a sí mismo

¿Cuántas veces te has dicho “este no es mi sitio”? ¿Cuántas veces has sentido que aquellos que te rodean no tienen nada que ver contigo?  ¿Cuántas veces has preferido estar solo? ¿Cuántas veces has dudado si continuar o retirarte?  ¿Cuántas veces has preferido desaparecer? ¿Cuántas veces has sentido que tu entorno te juzga?

En muchas ocasiones, la sociedad nos ha hecho creer que la diversidad, lo atípico y lo raro se engloban en el mismo saco donde la etiqueta que lo caracteriza está bañada en connotaciones negativas.  Nos han enseñado que lo que se desvía de la normalidad no merece atención ni apoyo. Y eso ha facilitado que el que sí se considera diferente, llegue a pensar que no es merecedor de nada bueno. La variedad aporta riqueza, nuevas oportunidades y otras formas de entender y afrontar situaciones. 

Que no te preocupe ser diferente al resto. No te sientas culpable ni te machaques por no cumplir los criterios que alguien marcó como los correctos. Eres como eres. Diferente en tu esencia. Y eso también tiene su parte positiva. 

No malgastes tu tiempo tratando que el resto te acepte en un círculo al que, en realidad, no perteneces. Invierte toda tu energía en conocer cómo realmente eres y en potenciar todo eso que te hace ser quien eres. Mereces lo mismo que todos. Tienes las mismas posibilidades que el resto. Confía en lo que eres y continúa caminando mirando al frente. Saca partido a todo eso que te caracteriza y muéstrate tal cual eres. 

No dejes de compartir lo que necesites con el resto. Pasa tiempo con los demás. Pero hazlo porque te apetece, no con el objetivo de que te acepten.

Siempre habrá quien considere la diversidad motivo suficiente de admiración.