Autor:
Psonríe
De una forma generalizada se entiende por competencias, como una serie de aptitudes, capacidades y habilidades para llevar a cabo una actividad de forma eficiente. Cuando hablamos de la gestión de Capital Humano, se puede concebir como una serie de conductas que fomentan exitosamente el desempeño total, tanto del individuo como de la empresa.
Una experta en psicología indica que el término “competencia” hace referencia a ciertas características de personalidad que se transforman en comportamientos, generando un desempeño eficiente y exitoso en algún área de trabajo. Cada puesto de trabajo puede tener distintas características, en mercados o empresas diferentes, y el desempeño de estas depende fundamentalmente de la manera en que se clasifican.
Podemos clasificar las competencias laborales en tres grupos claves: competencias profesionales básicas, las genéricas y las específicas.
Entre estas hay una diferencia importante para así comprender qué es lo que busca Recursos Humanos durante la selección y reclutamiento de algún candidato.
Esta competencia se puede sub-dividir en dos grupos:
Competencias sociales: Basadas en la socialización. Conocer las normas de conducta y estándares básicos sociales.
Competencias personales: Fundamentalmente, son las adquiridas por la educación básica obligatoria, sumar, restar o leer.
No es necesario profundizar mucho en estas, ya que la mayoría de las personas las tienen. Sin embargo, hay excepciones, como personas provenientes de otro tipo de culturas, en dicha circunstancia puede darse a entender que le faltaría competencia profesional, pero realmente tienen las capacidades básicas de su cultura, lo que a su vez le permitiría desarrollar la nuestra, estas competencias básicas las puede desarrollar cualquier persona.
Se les puede llamar competencias genéricas o transversales. Hacen referencia a competencias generalizadas para cualquier tipo de trabajo, sin importar las características de los aspectos concretos del puesto de trabajo. Ejemplo: el pensamiento creativo, o la inteligencia emocional, son muy frecuentes en variados empleos, aunque se distingan según la organización o el trabajo en específico que se desarrolle.
Algunos ejemplos de competencias laborales transversales o genéricas que normalmente son fundamentales en el ámbito laboral: trabajo en equipo, aprendizaje constante, orientación de resultados, planificación, gestión, adaptabilidad, resolución de problemas, comunicación, creatividad, proactividad.
Estas competencias son muy importantes en cualquier trabajo. Es de mucha utilidad para Recursos Humanos erigir cuál de estas competencias genéricas pueden darse en una empresa. Ejemplo: si la cultura organizacional se basa en la creatividad, esa competencia profesional es común en la empresa, por lo que todos los trabajadores deberían poseerla. Las competencias genéricas no necesariamente son innatas, la mayoría de estas se pueden aprender, estudiar, y reforzar con formaciones específicas.
Estas competencias son las que se refieren a un oficio en específico. Por ejemplo, el trabajo de comerciante necesita inteligencia emocional, lo que se traduce específicamente como la capacidad de trato con el usuario o consumidor.
En Recursos Humanos ayuda a diferenciar, entre las competencias generales que se piden a todos los candidatos, y las que se piden para puestos específicos dentro de la organización.
Entre las competencias laborales más demandadas se encuentran:
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