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En estos tiempos el amor parece ser Prêt-à-porter; una moda lista para llevar, sin esfuerzo, sin ajustes de talla y medida. La búsqueda de la satisfacción inmediata que nos generan las soluciones rápidas ofrecidas por la tecnología han desviado los procesos humanos, no solo para la construcción de las relaciones, sino para mantenerlas.
El esfuerzo que conlleva entender al otro y ajustar la brújula de ambos a medida que la relación madura, solo se logra mediante el trabajo consciente, requiere tiempo y mucho amor; no es algo instantáneo.
El ejercicio de reconocer cuando, a pesar de las diferencias y dificultades, sigue habiendo un camino por recorrer juntos es muy complejo y a veces nos negamos a ver las señales que nos indiquen que lo mejor es invertir ese amor y el tiempo en transformar la relación y separarse.
Todos nos preguntamos ¿es tan simple listar las señales que ayuden a descubrir cuál camino tomar? y de existir dicha lista ¿cómo se puede estar consciente de que esos indicadores están presentes en nuestra relación?
Durante décadas, múltiples estudios psicológicos han recogido información acerca de las características que se presentan en las parejas cuando se acerca el fin y aquí te hemos listado algunas de ellas.
La crítica es una moneda de dos caras. Puede ser un proceso sano mediante el cual las parejas se conocen más a fondo y que, desde el amor, sirve para aumentar el nivel de empatía ante los defectos del otro. Sin embargo, también puede usarse para herir al otro con el uso de del cinismo, la agresividad o incluso el sarcasmo. Estas actitudes tóxicas pueden normalizarse hasta un punto en el que es muy complicado salir del espiral de dolor y reconstruir una manera más sana de comunicarse.
El rechazo está relacionado con el nivel de respeto que se siente por el otro. La falta de respeto es uno de los componentes que indican que algo anda mal y podemos encontrarla en variadas formas dentro de la relación de pareja, por ejemplo:
Aunque es normal que la convivencia y el pasar del tiempo disminuyen los niveles de pasión en la pareja, la ausencia total de encuentros sexuales o el rechazo constante, de al menos uno de los miembros de la pareja, provoca que la otra persona no se sienta deseada y por ende, socava la autoestima y el valor propio. La desaparición de la intimidad y del sexo es un indicador importante a tomar en cuenta.
Salidas separadas como norma, dejar de compartir en pareja o perder el interés en acompañar al otro en lo que a él/ella le gusta es una señal de la ruptura. Cuando uno o ambos miembros de la pareja le dan mayor importancia a estar con otras personas (amigos, compañeros de trabajo, familiares) se debe estar consciente del proceso excluyente que se está generando y por ende, la separación.
Aunque todos tenemos uno que otro secretillo, no sentirse con suficiente confianza de contar sueños, miedos o problemas es determinante. Las relaciones largas se fundamentan sobre la comunicación honesta y auténtica, donde ambos son capaces de entender al otro y no juzgar. Descubrir que otras personas fuera de la relación saben más de ti que tu propia pareja enciende una alarma que debemos atender.
Recurrir a otros elementos distractores para poder compartir juntos se convierte en la norma. Estar solos y pasarla bien sin necesidad de más, alimenta la intimidad y genera complicidad, crea lazos muy especiales y difíciles de romper. Si notas que este juego ha desaparecido es hora de inventarse un viaje o una salida para probar si esa magia aún existe y puede ser salvada.
Los seres humanos cambiamos y evolucionamos. No somos los mismos que éramos hace diez o quince años atrás. Estos cambios se reflejan en la relación de pareja y por ende, debemos trabajar en ajustar nuestros procesos internos sin alterar o romper la relación.
En las consultas suele observarse que al tocar temas sensibles que incluyen la crítica sana y lo que afecta a cada uno; alguno o ninguno de los dos piensa que puede modificar su comportamiento. La responsabilidad siempre recae en el otro. Esto demuestra: poca disposición a negociar y llegar a acuerdos, renuncia a comportamientos que le pueden hacer daño al otro solo por amor, incapacidad de controlar conscientemente nuestras acciones y corregirlas, etc.
Si ese compromiso fundamentado en el amor ha desaparecido, debemos abrir las puertas y sincerar la relación.
Este en el punto de inflexión que determina el cierre. Vivir mundos separados, no compartir hobbies, inexistencia de conversaciones profundas o la ausencia de ambientes de intimidad, complicidad y amor marcan la pauta para tener una conversación abierta y ser honestos con la pareja y con nosotros mismos.
Crear espacios individuales sin que el otro tenga entrada es una irreconciliable realidad que debemos enfrentar.
Conversar de manera honesta con tu pareja es lo más aconsejable. Generar espacios en los que puedan crear un nuevo encuentro y reconstruirse sin prejuicios. Alcanzar acuerdos con los cuales ambos se sientan cómodos y comprometidos devendrá en una la relación mucho más fortalecida.
Queremos ayudarte a superar tus problema de pareja. Si nos aportas más información sobre tu situación podremos entender mejor lo que pasa en tu relación:
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