No saber

¿Cuántas veces has dicho “no sé”?  ¿Cuántas veces el “no sé” te ha protegido de decir ciertas cosas que has preferido no decir? ¿Cuántas veces has creído que diciendo “no sé” te protegías de sentir algo que no has querido sentir? 

No saber no es malo. No saber nos obliga a plantearnos ciertas cosas que hasta ahora no habíamos considerado. No saber implica investigar, descubrir y focalizar la atención con intención de conocer. No saber es lícito y está totalmente permitido.

Trata de identificar si el “no sé” que verbalizas es real o es producto del miedo a mirar de frente aquello que te preocupa, te molesta o te duele. En ocasiones, detrás de un “no sé” se esconde una realidad que no apetece dejar al descubierto. El miedo puede estar muy relacionado con verbalizaciones de este tipo. Lo desconocido y el hecho de no sentirnos preparados ni capacitados para atender según qué cosas de las que nos ocurren o sentimos puede paralizarnos e impedirnos continuar adelante.

Lánzate a descubrir qué es lo que no sabes, porque eso puede brindarte mil y una oportunidades. Oportunidades como el crecimiento personal, mejorar una relación, cambiar de dirección si lo que estás viviendo no te convence, tomar una decisión que te brindará la estabilidad y la tranquilidad que llevas tiempo deseando, deshacer ciertos nudos que te oprimen… Tratar de conocer implica encender ciertas bombillas que llevan tiempo apagadas. Y es esa luz lo que te va a permitir continuar adelante, crecer y seguir elaborando el camino que iniciaste hace tiempo.

Apuesta por ti, confía en tu criterio, date el lujo y el permiso de centrar la atención en tu necesidad y de verbalizar todo lo que te ayude a seguir caminando hacia donde quieras caminar y cómo tú decidas hacerlo.