Autor:
Jessica Moraleda Merino
La película “Coco” está ambientada en la celebración del Día de los Muertos en México, una de las fiestas más importantes del país. Las familias acuden al cementerio para recordar a sus seres queridos, comen, beben, escuchan música (¡incluso hay mariachis!), y engalanan todo con la flor otoñal cempásuchil.
En España esto es muy diferente, la muerte se vive como un tabú, algo que se esconde a los niños. Genera incomodidad entre las personas, no se sabe cómo tratarla. Los elementos simbólicos van acordes con esta visión: el negro como color de luto, cementerios lúgubres y oscuros, funerales silenciosos. De hecho, hasta la expansión de Halloween en España, el Día de todos los Santos era vivido como un día triste y serio. En la cultura española, tras la muerte de un ser querido se suele crear un tabú donde ya no se habla más de esa persona y no se expresan las emociones. Cuando vemos la muerte como algo oscuro, lo separamos de la vida, como si fueran cosas distintas. La película de Coco nos enseña cómo vivir la muerte aceptándola como parte ineludible de la vida, y cómo la muerte puede ser colorida, alegre, una fiesta y un lazo de unión en la familia.
Lo que no se habla, es al final lo que crea dolor, lo que hace que no se pueda pasar el duelo. Ver esta película es una oportunidad perfecta para hablar con los más pequeños, e incluso para reflexionar como adultos: ¿Qué hay después de la muerte? ¿Qué se puede hacer cuando alguien ya ha muerto? ¿Cómo se vive la muerte?
En la película Coco se nos abre un mundo mágico después de la muerte, la Tierra de los Muertos, un lugar colorido y mágico, lleno de esqueletos y catrinas, donde cada uno tiene su alebrije, una criatura mágica con forma de animal que es un guía espiritual. También se tratan los rituales funerarios, tan importantes a la hora de elaborar la pérdida. Cómo se colocan esos altares llenos de luz y de color, y cómo se rinde memoria a los fallecidos. Y, se reflexiona sobre la “verdadera muerte”, la que llega con el olvido, cuando no queda nadie en la Tierra de los Vivos que pueda recordarte. Esta reflexión indica la importancia tan fuerte que tiene la familia extensa en México y sus tradiciones como forma de mantener viva la memoria de aquellos que han muerto. Además, el seguir recordando a los que ya no están, para que sigan existiendo en la Tierra de los Muertos, nos ayuda a aceptar la muerte como algo natural, ayudándonos a la aceptación del duelo.
“Recuérdame, no llores por favor, te llevo en mi corazón y cerca me tendrás…”
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