La experiencia del duelo después de la pérdida de una persona, objeto o evento significativo es un proceso complejo. En muchas ocasiones nos enfrentamos a esta situación sin estar preparados, por lo que las reacciones y emociones ante ello son normales...
La experiencia del duelo después de la pérdida de una persona, objeto o evento significativo es un proceso complejo. En muchas ocasiones nos enfrentamos a esta situación sin estar preparados, por lo que las reacciones y emociones ante ello son normales y esperables. Estas reacciones se presentan a nivel fisiológico, emocional, cognitivo y conductual, donde influyen diversos factores como lo son los rasgos de personalidad, la historia de aprendizaje, el contexto en el que se ha presentado y otros elementos relacionados con lo que se ha perdido o se ha ido. Llácer et al (2019) expone que el duelo puede ser definido como el proceso de adaptación a la pérdida. Aunque suponga una experiencia de sufrimiento, también puede ser una oportunidad de crecimiento y trasformación.
El proceso de duelo es subjetivo y cada individuo lo vive de manera diferente. Con el tiempo y la adaptación a la nueva realidad, los síntomas tienen a disminuir consolidando un proceso de duelo normal, en otros casos, parece que los síntomas perduran en el tiempo e interfieren en la funcionalidad del individuo causando otras patologías, lo que puede llevar a un duelo complicado o prolongado que es importante tratar.
Gaitán (2017) señala algunas manifestaciones comunes en el proceso de duelo:
A nivel fisiológico
Sensación de fatiga, opresión en el pecho, vacío en el estómago, falta de aire, hipersensibilidad al ruido, falta de energía, dolores de cabeza, debilidad muscular.
A nivel emocional
Tristeza, angustia, apatía, enfado, ira, culpa, soledad, abandono, impotencia, extrañeza con respecto a sí mismo o ante lo que lo rodea.
A nivel cognitivo
Confusión, preocupación, rumiación, dificultades en la atención y memoria, distorsiones cognitivas. Alucinaciones visuales y/o auditivas.
A nivel conductual
Trastornos del sueño y alimentarios, aislamiento social, llorar y/o suspirar, evitar recordatorios de la persona, objeto o evento significativo, llevar y atesorar objetos que recuerden la perdida, soñar con lo ocurrido, visitar lugares que le recuerden la perdida, hiperactividad o hipoactividad.
Cabe resaltar que todas las emociones y pensamientos que surgen son completamente válidos. En algunos momentos, podemos sentirnos abrumados y puede que nos veamos incapaces de afrontar la situación con los recursos emocionales que disponemos en el momento. En estos casos buscar ayuda profesional es esencial, ya que, representa una forma de autocuidado que puede contribuir de manera considerable a nuestro bienestar.
Referencias
Gaitán, J. I. C. (2017b). Duelo: Tratamiento basado en la terapia de aceptación y compromiso (ACT). Editorial El Manual Moderno.
Llácer, L. A., Campos, M. R., Martín, P. B., & Pérez‐Marín, M. (2019). Modelos psicológicos del duelo: una revisión teórica. Calidad de Vida y Salud, 12(1) 65-75. http://revistacdvs.uflo.edu.ar/index.php/CdVUFLO/article/download/176/180
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