La actual pandemia que se vive a nivel mundial obliga a establecer cambios en el modo de vida de las personas y de las familias, a fin de resguardar la salud y la vida.
La actual pandemia que se vive a nivel mundial obliga a establecer cambios en el modo de vida de las personas y de las familias, a fin de resguardar la salud y la vida. Todos debemos hacer reajustes para salir ilesos de esta amenaza; sin embargo, cada hogar lo asume de manera diferente porque las condiciones de vida no son iguales para todos. Factores económicos, tipos de vivienda, dinámicas familiares, entre otros, pueden implicar fortalezas o debilidades que apuntan a diferentes respuestas ante esta situación. Lo importante es actuar con inteligencia ante la pandemia. ¿Cómo se logra esto? Empecemos por definir qué es la inteligencia.
Aunque existen muchas definiciones, vamos a considerar la inteligencia como la capacidad general, constituida por diferentes habilidades, para buscar, procesar, asimilar y comprender información, tanto interna como externa, que permita dar una respuesta adaptativa al medio. Las personas tienen diferentes niveles de inteligencia, ya que la misma depende de factores biológicos, innatos o heredados, y de factores aprendidos, que permiten desarrollar algunas habilidades más que otras. La inteligencia además, como toda manifestación de la conducta humana, no es estática sino susceptible de cambios. La inteligencia nos permite solucionar de forma efectiva los problemas, logrando una adaptación al medio que, en forma globalizada conlleva a la evolución o desarrollo de la humanidad.
Para afrontar con inteligencia la pandemia es importante recibir y analizar la información científica necesaria a través de fuentes confiables, y seguir las recomendaciones de las autoridades y de los especialistas. Identificar en nuestra persona y nuestra familia las fortalezas y debilidades para enfrentar el virus, tal como situación económica, condiciones de vivienda e higiene y gestionar las posibles soluciones. Asimismo, identificar la existencia de condiciones vulnerables en los miembros de la familia y procurar darles la protección necesaria. Evaluar los cambios surgidos en la convivencia familiar así como darles la protección necesaria. Evaluar los cambios surgidos en la convivencia familiar así como los efectos conductuales y emocionales para procurar solucionarlos.
¿Han aflorado o empeorado las relaciones entre la pareja, con los hijos, entre hermanos u otros familiares y miembros de la familia? ¿Aparecen o se agudizan trastornos físicos y psicológicos? ¿Cómo se abordan las situaciones de incertidumbre, rabia, ansiedad y otras emociones que puedan presentarse? ¿Manejamos adecuadamente técnicas de meditación, comunicación asertiva, control de ansiedad y de otras emociones? ¿Hemos hecho los ajustes necesarios para solucionar la situación problema?
De ser necesario, es recomendable buscar ayuda profesional, en estos momentos de cuarentena son aún más útiles aplicaciones de terapia online como Psonríe.
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