La salud mental no es un estado, es un proceso activo y dinámico que varía de acuerdo a nuestros pensamientos y a las experiencias que se tenga en la vida. En situaciones de adversidad, como la pandemia que afecta hoy al mundo, puede perturbarse...
La salud mental no es un estado, es un proceso activo y dinámico que varía de acuerdo a nuestros pensamientos y a las experiencias que se tenga en la vida. En situaciones de adversidad, como la pandemia que afecta hoy al mundo, puede perturbarse, afectando la calidad del bienestar. Sentirse emocionalmente mal ante esta situación pandémica y sus consecuencias puede considerarse normal, pero las personas deben reestablecer el equilibrio perdido y recuperar la salud mental. No obstante, no puede obviarse la advertencia de la Organización Mundial de la Salud sobre el aumento, en el futuro inmediato, de trastornos psicológicos o emocionales como consecuencia de la pandemia.
¿Quiénes con mayor probabilidad pueden afectarse psicológicamente como consecuencia de la pandemia por Covid-19? Evidentemente quienes sufren o han sufrido en mayor magnitud situaciones adversas y con riesgos para sí mismos y en personas afectivamente cercanas. En relación a esto puede hacerse referencia al personal sanitario, normalmente sano, que ha estado expuesto a largas jornadas, baja fuerte presión y con alto riesgo de contagio. Asimismo a parientes o parejas de los mismos. También quienes han perdido seres queridos en condiciones que impiden la despedida final o que han sufrido grandes pérdidas económicas de difícil recuperación. Sin embargo, si han sido personas que normalmente han gozado de buena salud mental o que ante amenazas internas o externas, las han resuelto con éxito adquiriendo confianza en sí mismos, la recuperación puede ser posible, y se facilita, si además recibe terapia u orientación psicológica.
Ahora bien, no todas las personas poseen esa fortaleza emocional. Quienes presentan o tienen antecedentes de síntomas o alteraciones psicológicas o psiquiátricas, tales como: ansiedad (en sus diferentes manifestaciones), fobias, depresión, trastorno obsesivo compulsivo (TOC), adicciones al alcohol o drogas; entre otras afectaciones, pueden presentar, con mayor probabilidad, trastornos psicológicos durante o posterior a la pandemia. Efectivamente, se ha observado un incremento en la demanda de consultas de estos y otros trastornos y además de consultas por conflictos de pareja y familiares, violencia familiar y de género, trastornos de sueño y de alimentación, entre otros.
Ante estas situaciones la recomendación es estar vigilantes en lo personal y familiar y solicitar la atención psicológica o psiquiátrica requerida, para la solución de la problemática y obtener o recuperar el equilibrio o salud mental.
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