Miedos atávicos

Los miedos atávicos son la representación de los temores compartidos por muchos seres humanos y sus antepasados. Conocemos de su existencia, ya que se transmiten de una generación a otra y así avancemos independientemente en la vida, muy seguramente puede permanecer. 

Una gran parte de nuestros miedos diarios vienen de estos temores ancestrales que podríamos haber heredado. La cantidad de miedos atávicos no es muy extensa, pero sí tiene muchas derivaciones. 

El término atávico hace mención a algo arcaico o  algo ancestral.  Por esta razón, cuando se dice miedos atávicos se habla de un pasado muy remoto. Podemos acotar lo interesante que se hace explorar los temores ancestrales, como percatarse de los medios que se han utilizado para gestionarlos. 


Primeramente, el miedo es una reacción frente al peligro y al riesgo. La podemos definir como un alerta interna la cual nos pone en aviso de una situación irregular y nos lleva a tomar una posición cautelosa. Se puede decir que el miedo tiene un papel de importancia en la prevención de la integridad y de la vida. El miedo atávico es una adaptación a las amenazas de mayor gravedad. 
 

Cinco miedos atávicos 

Existen temores considerados universales; aun así, cinco de estos miedos han permanecido presentes en diferentes culturas y tiempos. Mencionaremos estos cinco miedos: 

1.- Miedo a ser atacados estando solos 
Una persona por más independiente que sea y acostumbrado a vivir solo, siempre tendrá una parte social el cual le hará sentirse más cómodo acompañado por otros. Se podría decir, que toda persona es como un mamífero débil que solo logra subsistir estando con la manada. Al verse sola una persona podrá sentir y demostrar un miedo atávico, por ejemplo,  miedo al ser atacado. 

2.- Miedo a ser enterrado vivo 
Este miedo atávico es uno de los más frecuentes. Pero se puede implementar, ya que este miedo no está asociado solo a ser enterrado vivo, este también se puede asociar a otra manera de quedarse atrapado, una limitante que impida realizar una acción o movimiento y todo esto siempre manteniéndose despierto y consciente. 

El gran miedo radica justo en el estar consciente y la impotencia ante una amenaza de muerte de forma radical. 

3.- Miedo al mal olor. 
El mal olor provoca repulsión, en condiciones normales genera un gran asco ante lo que se encuentra en descomposición, y que representa un peligro para la vida y la salud. Al captar un olor fuerte desconocido se podría asociar con un sentimiento de miedo, asociándolo a una agresión o a un riesgo. 

4.- Miedo a una agresión sexual. 
Este miedo se presenta tanto en mujeres como en hombres. Los hombres temen que alguna mujer que quieren sea agredida sexualmente y en una medida mas inferior, convertirse en una víctima por vejación. La mujer, por otro lado, teme ser agredida sexualmente, conociendo que está presente el deseo en los hombres de forma latente. Este  miedo atávico es uno de los más recurrentes. 

5.- Miedo a una mutilación. 
Este no es un miedo muy frecuente en el pensamiento del ser humano, sin embargo, si se manifiesta entre los miedos atávicos con frecuencia. Una mutilación no está relacionada únicamente con la pérdida de una parte del cuerpo, también tiene relación con la pérdida de su funcionamiento. Este miedo surge como la contraparte de querer conservar nuestro cuerpo tal y como lo conocemos. 
 

Una de las maneras de sobrellevar un miedo atávico es no dedicarle mucho tiempo a pensar en ellos, mantenernos ocupados y distraídos para que estos temores no afecten nuestra vida. De manera contraria, tomarlos en cuenta, nuestro cerebro imaginará y creará situaciones donde estos miedos nos tocan causándonos daño.  

Consideramos que por más que apartemos de nuestra mente estos miedos, siempre estarán ahí presentes, esperando salir a flote. Nos hacen entender que somos mortales y no inmortales, y por ende somos frágiles ante ciertas situaciones.