Lesbofobia: luchemos juntos contra la discriminación

Día Internacional de la Visibilidad Lésbica

El 26 de abril se celebra el Día Internacional de la Visibilidad Lésbica.

Aunque cada vez más mujeres pueden vivir su amor y sus relaciones abiertamente, sigue siendo imprescindible visibilizar y conocer los problemas a los que se siguen enfrentando para conseguir cuanto antes que esta libertad sea plena.

El objetivo de este día es visibilizar el papel que ocupan las lesbianas en el espacio público para desmontar prejuicios y luchar contra la homofobia.

Este día se comenzó a celebrar en 2008 convocado en España por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

¿Qué se conoce como lesbianismo?

Lesbianismo es un término que hace referencia a la homosexualidad femenina, mujeres que experimentan amor romántico o atracción sexual por otras mujeres.

Esta palabra proviene del nombre de la isla griega Lesbos, donde la poetisa Safo, en sus escritos hablaba de la belleza de la mujer y proclamaba su amor por las jóvenes que la acompañaban.

Las lesbianas odian a los hombres: Las lesbianas no odian a los hombres, simplemente no sienten atracción romántica o sexual por ellos, pero pueden tener grandes amistades.

Las lesbianas quieren ser hombres: Las lesbianas no quieren ser hombres. Son mujeres y, salvo en los casos de hombres trans, se sienten cómodas con esta condición de mujer. La forma de vestir o de peinarse es libre y no tiene nada que ver con la orientación sexual.

Las lesbianas lo son porque no han tenido relaciones sexuales satisfactorias: Las lesbianas lo son porque sienten atracción romántica y sexual por otras mujeres hayan tenido relaciones con hombres o no, satisfactorias o no.

Las lesbianas están pasando una fase: Las lesbianas no están pasando fases. Sienten atracción por personas del mismo sexo y no es moda ni pasajero. Una mujer que mantiene relaciones con otras mujeres y también con hombres es bisexual y es igual de válido que cualquier otra orientación sexual.

En una pareja de lesbianas, una de ellas tiene que hacer de hombre: En una pareja de mujeres lesbianas no hace falta ningún hombre y cada una tendrá la estética y la forma de actuar que desee sin enmarcarla en ningún rol de género.

Las lesbianas no se depilan: Hay mujeres lesbianas que se depilan y mujeres lesbianas que no se depilan. Hay mujeres heterosexuales que se depilan y hay mujeres heterosexuales que no se depilan. Hay mujeres bisexuales que se depilan… y así todo.

Las lesbianas no pueden perder la virginidad: El concepto de virginidad está asociado a la religión, a la penetración y el desprendimiento del himen. El himen puede desprenderse sin practicar la penetración y no significa que se haya “perdido la virginidad”. Esta expresión es un símbolo que solo tiene cabida en un contexto religioso. La primera vez que una mujer practica sexo con otra persona es igual de válido y de importante sea con penetración o sin ella.

Las lesbianas no tienen relaciones sexuales completas: Las lesbianas tienen relaciones sexuales completas y, según algunos estudios, incluso más satisfactorias.

Lidiar con los prejuicios de la gente, ya sea por odio o por ignorancia, puede resultar en ocasiones muy difícil. Estar todo el rato justificando y explicando una situación que las personas heterosexuales no están obligadas a explicar puede producir indefensión, ansiedad y, en algunos casos, depresión.

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Dudas más habituales de una mujer lesbiana:

Hay un momento en la vida de la mujer, ya sea en el comienzo de la adolescencia o, por cuestiones sociales, en la época adulta, en la que empiezan a aparecer los pensamientos sobre la orientación sexual: se comienza a sentir atracción sexual por otras mujeres.

Todavía resulta complicado aceptar una condición que para muchas personas es una perversión o una enfermedad por lo que, llegadas a este punto, muchas mujeres se cuestionan o niegan su sexualidad. Este proceso es normal. Aceptar que tu orientación sexual no es la normativa lleva tiempo.

El problema viene cuando esta negación se cronifica y empieza a generar miedos, ansiedad y homofobia interiorizada.

Tanto en el proceso normal de aceptación de tu orientación sexual como en un proceso más patológico, acompañarse de un profesional especializado en orientación sexual y género hará mucho más fácil el camino.

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A mis padres: Es difícil explicarle a unos padres la orientación sexual. Para las personas heterosexuales es fácil, se da por hecho y no hay que dar explicaciones, pero si eres mujer y te gustan las mujeres, el día que conozcas a alguien especial, querrás compartirlo con las personas que más quieres. Y que más te quieren, no lo olvides. Deberán comprenderte, respetarte y apoyarte y, si es necesario, podéis acudir a un profesional para que os ayude a adaptaros a la nueva situación.

A mis hijos: A veces. ser consciente de nuestra orientación sexual llega después de una relación heterosexual con hijos. ¿Deben tus hijos conocer tu orientación? Por supuesto. Los hijos de padres homosexuales son exactamente igual de sanos y felices que los hijos de padres heterosexuales. Sé siempre sincera y honesta y resuelve las dudas de tus hijos cuando le expliques tu orientación. Deja que te pregunten, es mejor que sepan por ti a que quieran resolver su curiosidad en otros sitios. Apóyate en personas en tu misma situación y que tus hijos conozcan a hijos de madres lesbianas. No tienes nada que esconder y nada de lo que avergonzarte y tus hijos tampoco.

A mis amigos: Los amigos son la familia que eliges y, si la eliges, también la puedes “deselegir”. Los amigos son los primeros que deben apoyarte y ayudarte a contárselo a tu familia. Si cuestionan tu decisión no son amigos. Hay mucha gente ahí fuera deseando conocerte, no pierdas el tiempo con quien no lo merece.

Si necesitas apoyo o una guía en el proceso de explicar a tu familia tu orientación sexual puedes acudir a un profesional de la psicología especializado. En Psonríe contamos con psicólogos expertos en terapia online que pueden ayudarte a gestionar tus emociones y proporcionarte herramientas y recursos útiles para afrontar el día a día con menos estrés y ansiedad.

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Lesbofobia: discriminación hacia las lesbianas

La lesbofobia o fobia a las personas lésbicas consiste en una discriminación hacia las mujeres homosexuales como individuos, parejas o colectivos sociales. Esta negatividad y estos sentimientos de hostilidad se pueden expresar en diversos ámbitos de la vida de estas mujeres: tanto a nivel laboral, como social, familiar, etc.

Uno de los tipos de discriminación más habituales es la discriminación laboral por ser lesbiana o mujer homosexual. Cuando esto ocurre se generan situaciones en las que una empresa no contrata a otra por su condición de LGTBI. También se producen situaciones en las que surge el acoso en el trabajo con insultos o vejaciones.

Hay que dejar claro que la discriminación laboral debe denunciarse. Una vez realizado el procedimiento legal, es recomendable solicitar ayuda psicológica para aprender a sobrellevar las posibles secuelas de esta discriminación.

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Otro tipo de discriminación que puede ocurrir es la discriminación social. Esto puede ocurrir en la calle, en eventos públicos o en cualquier tipo de situación social en la que se produzcan insultos y vejaciones hacia la persona LGTBI solo por su condición sexual o identidad de género. Un ejemplo de ello es insultar por la calle a una pareja por ir de la mano.

Hay que dejar claro que la discriminación social debe denunciarse. Una vez realizado el procedimiento legal, es recomendable solicitar ayuda psicológica para aprender a sobrellevar las posibles secuelas de esta discriminación.

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La violencia física, verbal o psicológica hacia las mujeres lesbianas es una forma más directa de discriminar, señalar y menospreciar a las personas LGTBI por el simple hecho de pertenecer a este colectivo. Este tipo de expresiones violentas pueden darse en grupo o de forma particular y privada. Cuando la manifestación violenta o agresiva ocurre en un ámbito público, siempre debemos denunciar y señalar a los agresores para que reciban su correspondiente sanción, ya sea ética o legal.

Hay que dejar claro que la violencia, sea del grado y de la forma que sea, debe denunciarse. Una vez realizado el procedimiento legal, es recomendable solicitar ayuda psicológica para aprender a sobrellevar las posibles secuelas de esta violencia.

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